Libro: Mis recetas con Freidora de Aire

22 FEB 2009 Autor:

Hotel Las Rocas, Castro Urdiales

Era agosto y hacía buen tiempo, aprovechando un puente de 3 días que teníamos nos fuimos a Castro Urdiales, un pueblo costero de Cantabria. De Castro son bastante famosas las anchoas en salazón, la pasión viviente de semana santa y La Marinera, que es como se conoce a la trainera de de Castro, entre otras cosas.

En nuestra estancia en Castro nos alojamos en el Hotel Las Rocas, que esta a pocos metros de la playa Brazomar. Nada mas llegar dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a comer. En un principio pensamos en comer en el propio hotel pero resulta que había un grupo de la tercera edad con alguna celebración. Como no estabamos seguros de poder aguantar el ritmo de tan enérgicas mujeres decidimos ir a buscar algun sitio cercano donde poder comer.

Nos metimos en una pizzeria, la carta era extensa, como podeis imaginar comimos pizza. Cuando pido pizza casi siempre pido una cuatro quesos o una de jamón, no soy muy amigo de las mezclas «éxoticas».

La playa aunque no muy grande me gustó, en algunos momentos había demasiada gente pero me imagino que ellos también querian pasar un día de playa. No pasaron muchos minutos hasta que fui a darme un baño, no aguanto mucho al sol y tampoco entiendo a la gente que esta horas tostándose al sol. Unas tímidas olas me salpicaban la tripa, en general me pareció una playa de agua muy tranquila ya que está muy protegida dentro de la bahía.

Cerca de la playa Brazomar hay otro sitio donde la gente suele ponerse a tomar el sol. Lo llaman El Solarium, es un sitio de hormigón de anchos escalones, como si de unas gradas se tratase, que bajan hasta el mar.

Con playa suficiente nos fuimos a dar un paseo hasta el puerto viejo,allí había muchas barquitas de vivos colores, de esas con las que salen a pescar chipirones, junto a otros barcos de pesca mas grandes. Después seguimos un poco más hasta la iglesia de Santa María, aunque hacía mucho viento por lo que bajamos rápidamente hasta la plaza, una plaza rodeada de soportales donde hay bastantes restaurantes con amplias cartas de pescados y mariscos. Nosotros probamos en El Marinero. Preferimos entrar dentro porque fuera había bastante jaleo de gente, dentro en un ambiente tranquilo y con vistas al puerto se estaba de maravilla.

Pedimos marmitako de langosta y chipirones a la plancha. El marmitako es una comida típica de la gastronomía vasca, pero normalmente es de bonito. Lleva patatas, pimiento verde, pimiento choricero,tomate y cebolla. Nunca lo había visto de langosta y no pude resistirme a probarlo. Tengo que decir que me gusta mas el de bonito. El restaurante es bastante caro y creo que otra vez probaré en otro de los que hay por allí porque no me convenció como para repetir.

De regreso nos comimos un helado, un helado gigante, nunca había visto un cucurucho tan cargado, estaba a rebosar. Lo compramos en una heladería que hay en el paseo dirección hacia la playa de Brazomar, no recuerdo el nombre de la heladería aunque si recuerdo la cola que tuvimos que esperar. Yo como casi siempre pedí helado de chocolate, al final un grupo de golosos peces también probó un poco de mi helado, yo ya no podía más.

En el paseo había algunos puestos que vendían desde los últimos estrenos de cine hasta gafas, cinturones y colonias. En uno de los puestos vendían algunos árticulos de malabares, ella sabe que esas cosas me gustan y me regaló unas cariocas. Casi me saco un ojo en los primeros intentos pero pronto empecé a manejarlas mejor. Más tarde me deprimí viendo algunos videos en internet sobre este malabar.

Al día siguiente despues de desayunar y aprovechando la bajamar nos fuimos a dar un paseo por la playa. Como si de tesoros se tratase estuvimos un buen rato buscando conchas, la marea había arrastrado bastantes.

Llegó la hora de volver a casa con algo de pena pero a la vez con una sonrisa por lo bien que lo pasamos en este pueblo de Cantabria. En el viaje de regreso y con la mente aún en Castro la canción me salía sin querer:

Que bonito es Castro, más son las castreñas, quien pudiera ir, quien pudiera ir a bailar con ellas…

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