Todo me da vueltas

Espero que esta sensación no dure mucho. Hoy me he levantado mareado, una sensación de que todo me daba vueltas que nunca había experimentado de esta forma-sí haciendo el típico juego de dar vueltas y vueltas que muchos hemos hecho de pequeños-. El caso es que casi termino vomitando, ahora ya parece que me encuentro mejor. Una «Chips Ahoy!» ha sido mi único desayuno. Quizás me haya levantado muy deprisa, no sé, pero menudo mal rollo ver que todo te da vueltas.

Precisamente hoy que a la tarde tengo una cita importante y la cual tengo un poco dificil cambiar. Además, el menú de hoy es a base de lentejas con costilla y morcilla, valoraré después si comerlas o recurrir a un plan B. Mi decisión final será seguramente comer una ración más prudente.

Tiempo hace que no damos señales de vida en forma de post/entrada en la blogosfera me recuerda P., pero al fin y al cabo esto es pura afición y no siempre se tiene el tiempo-a veces ni las ganas- que requiere. Por ello y para que siga siendo afición considero que tampoco es malo tomarse de vez en cuando un descanso, si no estaríamos hablando de una obligación, obligación que seguramente acusaría yo antes que ella.

A pesar de tener algunas recetas en la recámara lo cierto es que han sido unos días un poco moviditos. Digamos que no era el momento. Además, le decía yo, también es bueno crear expectación y hacer esperar. Ahora que los pitidos del gran público ya rechinan dentro de mí, creo que es el momento.

Tomates en mi balcón

Finalmente he pasado de los semilleros que planté, para terminar comprando unos plantones de tomates. Seguramente lo volveré a intentar el año que viene, lo de los semilleros, con más paciencia. Empezando por que la tierra posiblemente no era la adecuada, o las semillas, o los regados… El caso es que después de ver algunos blogs de gente que tiene su «huerto-urbano» en el balcón hemos decidido probar. Por curiosidad. Ver el proceso completo me hacía ilusion, ahora si todo va bien lo veremos casi completo.

Esto es algo que podría parecer una especie de quiero y no puedo, un pijerío, una moda. Puede que lo sea. Pero el proceso no deja de ser bonito. Desde luego no pretendemos embotar tomate para todo un año con lo que salga pero si salen unos pocos nos daremos por satisfechos.

La variedad de los tomates es indeterminada por ahora, ya que la que me los vendió, una aldeana del mercado, sólo me supo decir que eran «normales». Así que si todo va bien podremos disfrutar de unos buenos tomates normales.

La receta

Como otros quesos que posteé o infinidad de variedades que se os ocurran(podría decir que son infinitas las opciones) os muestro este queso de nata y nueces ideal para untar en un buen pan casero-como no!-.

La nata hace que tenga una cremosidad exquisita y el toque de nueces me parece perfecto como combinación- seguro que si coméis pan con nueces sabéis bien de qué hablo!-.

El cuajo lo podéis encontrar sin problemas en farmacias o en algunas grandes superficies como Eroski en la zona de lácteos ecológicos. Si no es posible conseguirlo podéis sustituirlo por el zumo de medio limón para cortar la leche, aunque el resultado no es exactamente el mismo.

Y si disponéis de cloruro de calcio, lo cambiáis por la leche en polvo, mucho mejor. Se utiliza muy poco, unos 20 mg/l de leche. Como en la farmacia tardan mucho en conseguírmelo no me complico y pongo leche en polvo aunque no queda igual de bien.

Si la leche que compráis no es la del súper, si no de una vaquería o similar, antes de hacer la receta como la indico tenéis que pasteurizarla- calentar la leche hasta 72º- para eliminar todos los gérmenes y luego dejarla enfriar hasta los 34º y seguir con la receta como indico.

Queso de nata y nueces

Ingredientes:

– 3 l de leche fresca pasteurizada (la de la zona refrigerada del súper)
– 200 ml de nata 35% m.g.
– 3 cucharadas de leche en polvo (unos 150 g) ó 60 mg de cloruro cálcico (o lo que indique el fabricante si no es en cristales)
– 15 g de sal
– 25 gotas de cuajo líquido ó 15 g de cuajo en polvo
– nueces picadas al gusto

Preparación:

Calentamos la leche y la nata en una olla hasta llegar a los 34º. Echamos la leche en polvo y removemos bien para que no queden grumos. Añadimos ahora el cuajo y mezclamos. Y por último la sal.

Tapamos la olla y ponemos en un sitio templado, puede ser dentro del horno apagado por ejemplo- si hace frío podemos ponerlo a 50º pero no más porque mueren las bacterias de la leche-.

Trancurridas entre 1 y 2 horas- o el tiempo necesario, no debemos tener prisa-, la leche ya habrá cuajado. La cortamos con un cuchillo en ambos sentidos: longitudinal y transversalmente haciendo cuadrados. Dejamos así un rato en lugar templado- o dentro del horno de nuevo- para que todo el suero suba a la superficie.

Nos ayudamos de un cucharón y sacamos todo el suero de la superficie hasta que sólo quede el cuajo del fondo. Ponemos el cuajo resultante sobre la tela, hasta terminar. De este modo se colará todo el suero que le queda. De vez en cuando removemos con una cuchara para ayudar al desuero e ir dando forma de queso. Cuando esté casi del todo desuerado, añadimos las nueces picadas y las repartimos uniformemente, damos un poco de forma.

Si teneís un molde agujereado podéis utilizarlo y sobre él la tela. Así será más fácil para que tenga una forma «bonita». Ponemos algo de peso encima, unos bricks de leche por ejemplo, y dejamos toda la noche escurriéndose con el peso.

Por la mañana lo metemos en la nevera y pasadas unas horas estará listo.