Un pastel

Tengo la cabeza un poco atolondrada, por ahora no tanto como para tomarme un jariguay de ibuprofeno, espero que se me pase. Seguramente sea debido a que antes me he echado una siesta, más bien siestón, y eso no me suele sentar muy bien. Es casi matemático, los cambios de horario o rutinas me suelen provocar dolores de cabeza.

¡Caca! Hoy el portal estaba sucio de mierda de perro. No es que hubiera un choronguillo en un lado, el pastel estaba fuera del portal pero alguien lo ha pisado y ha ido dejando rastro. Bueno cualquiera puede pisar una de estas, ya que por donde vivimos, y por donde no, las aceras están a menudo minadas. La cuestión es que el susodicho o susodicha podía haberlo limpiado. Yo que soy tan despistado he tenido que pegar un volantazo con el carrito de la compra para no pasar por encima del chocolate.

En zonas donde incluso hay una campa al lado ves que la acera está igualmente manchada. Amos y amas de perros (y perras), un poco de por favor y límpienme las heces de sus canes, como mínimo cuando estén depositadas en medio de la acera.

Orejas, orejas

A veces me gustaría no tener orejas o comérmelas por carnaval para no oir ciertas cosas. Hay personas que no tienen nada de tacto o que si alguna vez lo tuvieron se lo han dejado por el camino. Otras veces me consuelo pensando en que simplemente es falta de educación y que bastante desgracia tienen por ello como para encima preocuparse por el tacto con alguien.

Esas veces me gustaría callar bocas con unos «galletazos» aunque al final se queden en «kukis», me puede la cobardía, el saber estar y la santa paciencia-que sea lo que quiera y que me dure mucho tiempo-.

Algún día esto se acabará y volveré a regalar «kukis» con una gran sonrisa-o eso espero-.

La Receta

Otro postre típico de la Gastronomía Gallega en época de Don Carnal. Junto con las rosquillas, las filloas y las cañas, las orejas son el colofón para una variedad de dulces típicos que nos deleitan en estos días de Fiesta y jolgorio.

No deja de ser una masa frita muy similar a la de las rosquillas, pero tienen un «aquel». Puede ser por el «renxer» que tienen que es característico o por su graciosa forma, lo que sí es cierto que a los niños les gustan mucho y por algo será.

Un punto que debo comentar es que para que duren más tiempo frescas y crujan bien y se hinchen no se le debe echar levadura en polvo. En algunos sitios de Galicia lo hacen y yo lo veo mal hecho porque la oreja debe crujir y si se le echa levadura la masa queda blanda. La textura de la oreja es crujiente y un poco hueca en algunas partes ya que es propio que la masa se hinche durante la fritura.
Y si no os apetece utilizar manteca de cerdo sustituirla por mantequilla.

Orellas de Entroido

Ingredientes:

– 500 g de harina floja(repostería) aprox.
– 125 ml de leche entera
– 12 ml de anís
– 2 huevos
– 75 g de mantequilla
– 50 g de manteca de cerdo
– 100 g de azúcar
– ralladura y piel de 1 limón
– 1 ramita de canela
– aceite de girasol o de oliva muy suave

Preparación:

Hacemos una masa con la leche, el anís, la ralladura de limón, los huevos batidos, la mantequilla y la manteca, el azúcar y la harina.

Echaremos la harina poco a poco viendo la que necesitemos. La cantidad que propongo es una aproximación ya que unas veces he gastado más y otras menos dependiendo de la marca o procedencia de la misma.

La masa quedará compacta parecida a la de pan pero un poco más grasa que ésta. La dejamos reposar unas horas tapada en film-yo la guardo en la nevera-.

Calentamos, a fuego lento, en una sartén abundante aceite- si preferís de oliva que sea muy muy suave para que no deje apenas sabor- y ponemos la cáscara de limón y la ramita de canela.

Cogemos la masa y la dividimos en bolitas del tamaño de una nuez. Las aplastamos un poco y estiramos con el rodillo muy muy finas.

Una vez que el aceite esté caliente-no conviene que humee(suelo mantener la vitro al 5 durante el proceso de fritura) ya que se quemaría muy rápido al ser cantidad a freir-vamos echando la masa y con ayuda de un tenedor metemos hacia adentro uno de los laterales de la parte más larga de la masa-así le damos la típica forma de oreja-.

Están listas cuando se han dorado por ambos lados. Una vez fritas las pasamos a una fuente con papel absorvente y las dejamos que se enfríen.

Hacemos lo mismo con toda la masa hasta que se termine-es interesante tener ayuda para estirar la masa o freir, ya que si hacemos todo al mismo tiempo tendremos que retirar el aceite del fuego o se quemará-.

Una vez que están frías las espolvoreamos con azúcar glas al gusto y ya podemos disfrutarlas.