San Blas, San blas

Qué bien! Con la llegada de febrero crecen los días- ya se nota casi una hora más de luz, como dice el dicho «Por San Blas una hora más»- y las rosquillas.

Es tradición en mi pueblo hacer este día- 3 de febrero-una romería donde se venden rosquillas y se llevan a bendecir a la iglesia colgadas de unas cintas de raso.

Luego esa cinta se lleva todo el año colgada al cuello y te protege de los «males» de garganta. Recuerdo cuando era niña que en casa hacíamos «ristras» de rosquillas con una cinta para cada uno de la familia. Rosa para las niñas y azul para los niños. Si algún año no podíamos subir a la iglesia colgábamos de la ventana las rosquillas para que se ahumaran de la «bendición»- en aquella época me parecía divertido y todo-. Creo que esta tradición se conserva por más sitios hoy en día.

La cosa ha cambiado: Ahora hago las rosquillas en casa y prescindo de esa cinta curandera que parece quita todos los males.También es divertido.

Con la llegada de febrero y el día de San Blas también se dice que «la cigueña verás». Pues eso sería antes, cuando el frío arreciaba en los inviernos duros y regresaban por estas fechas. Ahora ya ni se mueven en todo el año. Cada vez que vengo, veo pasar una grácil pareja de cigueñas que parece que están muy agusto asentándose enfrente de mi casa.

La receta

Estas croquetas surgen a raíz de probarlas en el parador que hay en mi pueblo. Bueno, ellos en su carta le llaman «Croquetones» y bien llamado ya que son enormes y están tan ricas que las veces que vamos siempre son entrante seguro. Poco a poco y saboreándolas he ido descubriendo los ingredientes que a mi parecer podían tener- a simple vista es imposible ya que están tan finamente picados, triturados diría yo, que es imposible- y que como mi timidez no me permitiría preguntar he tenido que ir adivinando.

Seguro que no son tan simples como mi versión, pero debo decir que también exquisitas y que muy similares, casi idénticas podría decir. En mi caso, he decidido hacer unas croquetas de tamaño normal, como las de siempre. Totalmente recomendables 100%.

Croquetas de cecina y puerro

Ingredientes (para unas 40 croquetas aprox.):

– 1250 ml de leche entera
– 100 g de mantequilla
– 100 g de harina de trigo + extra para formar las croquetas
– 150 g de cecina de vaca
– 1 puerro
– sal
– nuez moscada
– pimienta negra
– pan rallado
– huevo
– aceite oliva

Preparación:

Trocemos muy pequeño tanto el puerro como la cecina, reservando una loncha.

Ponemos a calentar la leche a fuego lento e introducimos dentro la loncha de cecina que teníamos reservada.

En una sartén ponemos la mantequilla y dejamos que se funda. Entonces añadimos el puerro y sofreímos hasta que esté doradito. Añadimos entonces la cecina y damos unas vueltas.

Ahora echamos la harina y dejamos que tome un poco de color- esto lo hacemos para que se haga un poco y evitar el sabor a harina cruda-.

Cuando tengamos la leche casi hirviendo, retiramos la loncha de cecina, y vertemos poco a poco y según nos haga falta sobre la mezcla que teníamos en la sartén. Debemos remover-con una varillas- con rapidez la mezcla para que no se formen grumos. Se irá formando una pasta sólida- yo he necesitado toda la cantidad de leche que indico-. Salpimentamos y echamos un poco de nuez moscada al gusto.

Removeremos hasta que la masa se despegue de las paredes de la sartén, entonces es cuando la bechamel está lista para croquetas.

La volcamos a una fuente para que se enfríe. Una vez fría, tapamos con film transparente y guardamos en la nevera hasta el día siguiente.

Al día siguiente formaremos las croquetas con ayuda de una cuchara- o nuestro método particular- y pasaremos con este orden por harina, huevo y pan rallado. Freimos en abundante aceite de oliva caliente y dejaremos unos minutos sobre papel absorvente antes de comerlas.